Medios de comunicación

AMLO y los discursos de odio
Lunes 9 de diciembre de 2019.
Uno de los derechos humanos universalmente reconocidos es el de la libre expresión de las ideas, que en México está garantizado por el artículo 6 de la Constitución. Esencialmente la libertad de expresión es la “materialización” de otro derecho, más abstracto, que es la libertad de pensamiento: podemos elaborar las ideas más sencillas o bizarras y hasta delinear mentalmente la forma delicada o violenta de asesinar a un semejante, pero mientras eso no se concrete, no hay nada que alguna ley pueda perseguir.
Como todo derecho, el de la libertad de expresión tiene sus límites, está acotado algunas veces por la moral, en un acto de autocensura y otras por los derechos de terceros que otorga el marco legal.
Aunque la generalidad atribuimos ese derecho a los medios, es justo puntualizar que no, no es exclusivo de ellos y las redes sociales patentizan que como individuos ejercemos, consciente o inconscientemente, esta preciada posibilidad expresiva.
Como ha quedado dicho, este derecho tiene sus limitantes: yo no puedo, por ejemplo, decir en mi Facebook que una persona es asesina, ladrona o prostituta sin enfrentar consecuencias, pues vulnero el derecho al honor y a la propia imagen de los hipotéticos implicados.
Esto ocurre con cierta frecuencia en las conferencias de “prensa” del presidente Andrés Manuel López Obrador. Asume y en ocasiones así lo expresa, que ejerciendo la libertad de expresión puede llamar corrupto, fifí, conservador, etc. a una persona física o moral. Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha expresado que la Constitución no protege esas expresiones cuando constituye un discurso de odio.
Tanto la Corte como otros organismos internacionales de los que es parte nuestro país, sostienen la tesis de que expresiones de odio o discriminación no entran en la protección del orden jurídico. Es de recordar el caso de los periodistas en Puebla en donde uno de ellos llamó a otro “puñal” y “maricón” y el agraviado tuvo la protección de la justicia federal.
Por otro lado, la “Declaración Conjunta del Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos”, establece algunas consideraciones para los discursos de odio, ente las que viene a cuento la que establece que “Nadie debe ser penado por divulgar expresiones de odio a menos que se demuestre que las divulga con la intención de incitar a la discriminación, la hostilidad o la violencia”. En las mañaneras lopézobradoristas es común que el presidente utilice expresiones que caen en este supuesto, aunque lo diga con mucho respeto.
En esencia, en el contexto de las llamadas “conferencias de prensa”, el primer mandatario usa expresiones o términos que en los hechos han ido conformando una actitud de confrontación, agresión y odio entre la sociedad. Así como es conocía la expresión de que “lo cortés no quita lo valiente”, debemos entender que el respeto (según López Obrador) no hace menos la intencionalidad de menospreciar a los diversos actores que no concuerdan con su particular modo de llevar su administración.