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Los tiempos que vivimos

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No le hagan caso a Alatorre.
 

Lunes 20 de abril de 2020.

La sugerencia de Javier Alatorre a mí me llegó tarde.

Un alboroto sobredimensionado se ha armado por la invitación, amable, que hizo el conductor de uno de los noticieros de Televisión Azteca, para que no hiciéramos caso al vocero del gobierno federal, Hugo López-Gatell, respecto a las cifras que se dan a conocer diariamente en una conferencia de prensa vespertina.

La primera noticia que leí al respecto decía que Javier Alatorre invitaba al suicidio. Mil cosas y “razones” pasaron por mi cabeza mientras se abría la nota del link. La nota de marras exponía, palabras más palabras menos, que el conductor invitaba a que se desobedecieran las indicaciones del gobierno federal, lo que significaba un suicidio para quien le hiciera caso. Los usuarios de las redes sociales (me niego a decirles “benditas”) empezaron a lapidar al comunicador con los más variados insultos y a pedir que se aplicará revocación de la concesión de Tv Azteca, en base al artículo 101, fracción I, de la Ley Federal de Radio y Televisión, que dice: “I.- Las transmisiones contrarias a la seguridad del Estado, a la integridad nacional, a la paz y al orden públicos”, bajo el argumento de que Alatorre cayó en ese supuesto. Con este sustento jurídico, una de las cosas que pedían era, como se comentó líneas arriba, que le fuera revocada la concesión.

La Ley que se invoca establecía en el artículo 103, para los infractores del precepto referido, sólo una multa de entre 5 mil y 50 mil pesos. Pero hay otra circunstancia que los ciudadanos celosos del orden y la ley no tomaron en cuenta: la Ley Federal de Radio y Televisión fue abrogada el 14 de julio de 2014, al publicarse, en el Diario Oficial de la federación, la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (artículo segundo transitorio).

Qué hubiera procedido: los inconformes con las palabras de Alatorre hubieran podido solicitar o presentar su queja, por escrito, ante la defensoría de audiencias de la televisora, motivando sus dichos; el defensor buscaría las explicaciones pertinentes (en este caso seguramente de Javier Alatorre) y en un plazo máximo de 20 días, aportando las pruebas recibidas hará públicas las recomendaciones, las rectificaciones o propuestas de acción, de acuerdo, y esto es muy importante, al Código de Etica del medio.

Al respecto el presidente dijo que Alatorre era un hombre bueno y que él, el presidente, respetaba la libertad de expresión, mientras que la Secretaría de Gobernación emitió un comunicado conminando a la televisora a “manifestar públicamente su respeto a las disposiciones sanitarias…” de acuerdo a la Constitución y a la legislación aplicable.

¿Qué fue lo que pasó? He escuchado en repetidas ocasiones al audio por el que Alatorre “se hizo viral” y lo que escucho es que pide no hacer caso A LOS DATOS de López-Gatell. Dice: “…pero sus cifras y sus conferencias, ya se volvieron irrelevantes. Es más, se lo decimos con todas sus palabras: ya no haga caso a Hugo López-Gatell”. Está refiriéndose a las cifras, a los números que cada tarde/noche nos dan a conocer respecto a la pandemia, por la presidencia de la república. No se refirió a nada más, lo que se confirma con el hecho de que después dio a conocer la inconformidad del gobernador de Baja California, donde pone en duda y critica las inconsistencias entre los datos de fallecidos del gobierno del estado y del gobierno federal.

Ha trascendido que paralelamente al avance de la pandemia en nuestro país, se ha incrementado hasta un número no publicado, la cantidad de defunciones por neumonía atípica. La información “filtrada” asegura que de tales defunciones muchas tienen claras señales de COVID-19, sin embargo, legalmente no pueden asentar eso en la hoja de fallecimiento, porque no hay autopsias o pruebas de laboratorio que confirmen lo que queda en una sospecha. Mientras no se realicen las pruebas necesarias (en algunos países se hacen pruebas por miles, por cada millón de habitantes, mientras que en México no llegan a 400, también por millón de habitantes. Por eso yo, desde hace días, he dejado de creer en las cifras del segundo lugar en comunicación del gobierno de la República, es decir, no le hago caso a López-Gatell, en esta parte de su comunicado diario.

El caso de Alatorre es sintomático del patíbulo en que se han convertido las redes sociales, pero bien mirado el asunto, permite sacar a la luz los “otros datos” que nos dan la posibilidad de orientar nuestro criterio.

© 2019 Rafael Orozco Flores. Creado con Wix.com

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