Los tiempos que vivimos

En defensa de la 4T
Lunes 23 de marzo de 2020.
La semana pasada decía en este mismo espacio que, para mí, existe la sospecha de que el presiente Andrés Manuel López Obrador, miente.
Hay en los medios y portales WEB agencias y personas que en una labor periodística han dado seguimiento a los dichos y declaraciones del presidente, en donde se destacan las mentiras y no verdades del Ejecutivo Federal, de manera constante y sistemática.
Por otro lado, es conveniente señalar el cúmulo de noticias falsas que circulan, sobre todo, en las redes sociales que tratan de desprestigiar a la Cuarta Transformación que encabeza López Obrador. A mí me han llegado incontadas entradas “noticiosas” que escandalosamente anuncian las trapacerías de la actual administración, del gabinete de la misma y de los miembros del Congreso de la Unión. Es cierto, pues, hay una campaña en contra de la cabeza del gobierno de la República, si nos atenemos a los contenidos de esos mensajes engañosos.
Mas en honor a la verdad también es perceptible, con visos de veracidad, que hay toda una estrategia de contraataque, no a los agentes que generan noticias falsas, sino contra comunicadores críticos de la actual administración. Se habla del financiamiento de un “ejército” de bots que tienen como propósito desacreditar a los críticos, en los distintos medios informativos. Esa una lucha sin cuartel (de alguna manera es la naturaleza de la política), pero asimétrica, en donde quienes llevan las de perder son las voces críticas.
Me doy cuenta que aún hay un amplio sector de la población que quiere estar enterada, pero que aún no encuentra los mecanismos para identificar las noticias falsas.
Ante la avalancha de información que genera el ejecutivo, los medios autorizados (esta es una expresión que no tiene que ver con mecanismos formales de aprobación, sino que son aquellos que tiene características de orden profesional. A algunos de estos medios se les ha dado en llamar en la teoría comunicacional “medios de referencia”: aquellos que son referenciales con un alto grado de aceptabilidad entre el público, por su orientación a aspirar a publicar la información con cierto grado de veracidad, tanto en los géneros periodísticos informativos, como en los de opinión (por ejemplo The New York Times, The Washington Post, El País, Le Monde y en México podríamos citar El Universal, El Financiero, La Jornada y el semanario Proceso).
La pluralidad de sus plumas les otorga un cierto grado de “autoridad”.
Desde luego, ningún medio es “cien por ciento puro”.
Como es una lucha ideológica, en gran parte para minimizar el posible efecto de la prensa crítica, en defensa de la 4T están los comunicadores del sistema. Eso no está mal, per se, todos los gobiernos del mundo se enfrentan a esta situación. Para el ciudadano común, ante esta batalla, no le queda más que encontrar los mecanismos de defensa que le permitan establecer un juicio personal sobre los acontecimientos. Uno de ellos es (creo que el más efectivo) cruzar la información entre los puntos de vista de los críticos y las plumas orgánicas (del sistema).
Puede uno desconfiar de López Dóriga, de Pablo Hiriart, de Ciro Gómez, Juan Pablo Becerra, Azucena Uresti o hasta de Carmen Aristegui, pero analizando sus dichos es más factible construir una opinión informada; de la otra parte podemos desconfiar de otros comunicadores, afines a AMLO y su administración (Lord Molécula y el pirata) y cruzando las posturas de unos y otros, insisto, construimos la llamada opinión pública. Todo en base a los argumentos.
Hay políticos opinadores que escriben en medios importantes como Ricardo Monreal, Dolores Padiena, Martí Batres que simpatizan con la 4T y otros como la senadora Kenia López Rabadán con quienes se puede simpatizar o no, pero que insisto, sirven para mediar nuestras apreciaciones.
Pero cómo valorar las acciones en defensa de la 4T, cuando John Ackerman, la semana pasada, sorprendió a Sabina Berman al asegurar que el presidente es científico. “¿De veras?”, preguntó Berman como dudando de la seriedad del dicho de Ackerman. “Claro, aseguró éste, si, Andrés Manuel le da órdenes Hugo López-Gatell, entonces AMLO es científico”. Mucha gente aún se ríe de esa aseveración.