Medios de comunicación

T-MEC y a propiedad intelectual
Lunes 16 de diciembre de 2019.
Durante la vigencia del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, que entró en vigor el 1 de enero de 1994, diversas voces se pronunciaron por la situación en que quedó el cine mexicano, que perdía, frente al hollywoodense, tiempo en pantalla. Es decir, se iba reduciendo el tiempo en que las salas mexicanas tenían, por disposición legal (Ley Federal de Cinematografía), que destinar a la exhibición de películas de capital nacional. Estamos hablando de cómo cedió el gobierno de México ante la protección y promoción de la propiedad intelectual.
El asunto tiene relevancia puesto que se acaba de aprobar en el Senado de la República, el acuerdo que ha de suplir al Tratado del 94, ahora con el nombre de T-MEC y un punto de conflicto tiene que ver con la propiedad intelectual, sobre todo con la vigencia y protección de las patentes en la industria farmacéutica.
Son muchas las instituciones de educación superior que no están conscientes de la importancia de la propiedad intelectual y por ello sus planes de estudio no reflejan este aspecto en las currículas educativas y en las prácticas profesionales. El comercio globalizado y el tráfico de información impelen a que todos estemos más atentos al este asunto y sepamos valorar no sólo desarrollos tecnológicos a través de las patentes, sino otro tipo de derechos de tipo moral y patrimonial.
La propiedad intelectual abarca tres aspectos genéricos: propiedad industrial (patentes, marcas, modelos de utilidad, etc.), derechos de autor (fotografía, obras literarias, programas de cómputo, música, producciones audiovisuales, etc.) y variedades vegetales (desarrollo de plantas con características determinadas —no necesariamente transgénicas—, distintas a las que se encontraban en la naturaleza).
Así como nos podemos dar cuenta que todo aquello que nos rodea es sujeto de propiedad intelectual (la plancha, el microondas, el celular, la película de Netflix, el libro que estamos leyendo, etc.), también podemos identificar una inmensidad de oportunidades que se abren a nuestro entorno y de lo que podemos generar, todo con un valor de mercado. Por ello el combate a la piratería y los mecanismos que se están ideando para combatirla, desde la propia industria y los marcos legales, cada día adquiere más importancia.
A reserva de hacer una revisión más detallada del T-MEC, en este sentido, por el momento vale la pena hacernos conscientes, primero, de la omnipresencia de la propiedad intelectual y, segundo, de los nichos de oportunidad que las nuevas generaciones de egresados universitarios tienen ante sí: desarrollos tecnológicos y transferencia de tecnología, diseño y producción de contenidos multimedios, entre muchos otros.