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Medios de comunicación

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La imagen en la 4T
 

La construcción de la imagen personal nunca había sido tan deseada como en estos tiempos. La popularización de las llamadas redes sociales en el imaginario social, impulsa a instituciones y personas a tener un punto referencial en la red de redes. El altar a la autoadoración pulula en la internet, sobretodo en el Facebook, en donde nos hemos volcado en un afán protagónico muchas veces desmedido.

Aun sin quererlo, todos tenemos una imagen ante los demás. Proyectamos algo significativo, aunque no necesariamente positivo, que puede dar una idea de quiénes y cómo somos.

A esto ayuda la llamada convergencia tecnológica que permite un sinfín de posibilidades comunicativas en doble vía: recibimos datos y tenemos la oportunidad de emitir información.

Parecería que se ha implantado la “cultura” del micrófono y la foto. Todos queremos nuestros quince minutos de fama y hacemos uso de las herramientas que nos brinda, por ejemplo, nuestro teléfono celular. Algunos quieren más de un cuarto de hora y casi literalmente viven pendientes de las reacciones del Twitter personal o del propio facebook.

Empresas, amas de casa, estudiantes, profesionistas en todas las áreas, comerciantes y un largo etcétera, con tino o sin él, vuelcan en la red la más variada información sobre su persona, en un afán, se insiste, de construir una imagen sobre sí mismos.

Hay quienes estas posibilidades comunicacionales las emplean con prudencia, mientras que otros caen en el abuso. Si hace años la premisa de que “el que se mueve no sale en la foto”, impulsaba a políticos, encumbrados o mediocres, a querer estar siempre en la escena de los reflectores, hoy, la página personal, el face, el twitter, la cuenta de Instagram u otra, juegan ese papel de la omnipresencia virtual.

Es pues, relativamente fácil posicionar nuestra imagen ante los demás. Unas cuantas habilidades en el manejo de programas y aparatos, y en minutos colgamos en la red fotos, audios, videos y textos que nos presentan tal cual somos (por eso muchas empresas consultan el facebook de quienes solicitan empleo, dada la información ahí vertida, que puede diferir de la hoja de vida, o dar una idea más completa del candidato, más allá de sus cualidades académicas y experiencia laboral).

Pero la cultura del micrófono y la foto tiene sus riesgos. Esa facilidad tecnológica permite mentir y entonces tenemos una visión un tanto distorsionada de la realidad, que entraña la naturaleza del individuo que tenemos enfrente.

Del otro lado tenemos algunas ventajas que nos permiten, aún sin que el sujeto lo desee, conocer ciertos rasgos de la persona o la personalidad que nos pueden alertar sobre aspectos negativos de ella. Es y ha sido el caso de personalidades de la farándula o la política, que han mostrado su ignorancia y falta de preparación y valores, por lo que publican.

Es patético cómo funcionarios de segundo, tercero o cuarto nivel se desviven por figurar en las redes o en los medios y reaccionan a la menor provocación con declaraciones, llamados a la prensa y lindezas de semejante naturaleza, en la búsqueda del reconocimiento y el aplauso. En los actos públicos y en otras tribunas (la prensa, por ejemplo), los trabajadores de la política hablan sin decir nada, buscando solamente que su voz se oiga, sus “declaraciones” o comentarios se recojan y, claro, su imagen se reproduzca por miles.

Una auditoría de la imagen sería deseable para quienes viven del erario público. Muchos funcionarios nos quedarían debiendo.

© 2019 Rafael Orozco Flores. Creado con Wix.com

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