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Medios de comunicación

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Pausas necesarias. Violencia.
 

Lunes 17 de febrero de 2020.

La dinámica que ha establecido el presidente respecto a la conducción de su gobierno, necesariamente has escala en las ruedas de prensa en Palacio Nacional. Desde ahí, es innegable que se dicta la agenda no sólo para los medios en términos de contenidos opinativos y noticiosos, sino también del ciudadano común que es arrastrado por la vorágine de las declaraciones presidenciales.
Muy a pesar de que se ha estimado en un 8 por ciento lo que las mañaneras se reflejan en los contenidos informativos, la verdad es que la banalización de la comunicación social del gobierno de la república requiere, serenadamente, de pausas, pues de otra manera es imposible seguirle el paso a la cantidad de ítems el emisor por excelencia en la era de la 4T.
No sigo las citas matutinas de AMLO con la prensa, pero me he percatado de que en varias ocasiones ha sido el foro para asuntos más formales como la firma de decretos, convenios, etc., en cuyos casos ha hecho una pausa, le acercan una mesa, hacen entra a invitados especiales y se realiza el evento. Hay más formalidad en la entrega de certificados de primaria en las escuelas, que en dichos momentos que implican el encausamiento de políticas gubernamentales. Para mí, en esos casos, la forma es el fondo y el modelo seguido trivializa el acto.
No podemos consumir tiempo en la charla de amigos con respecto a la rifa, a la cena tamalera, etcétera y en su lugar hacer un análisis crítico o, sencillamente dejar pasar esos asuntos que en otro momento y circunstancia resultarían baladís.
Hacer una pausa implica “meter el freno” y ver lo que la realidad está sucediendo: el fin de semana pasado, en la inauguración de instalaciones para la Guardia Nacional, el presidente insistió en que los delincuentes son personas que merecen respeto. Los delincuentes no merecen el respeto, cuando ellos no respetan (la vida, la propiedad, etc.). Merecen el respeto a sus derechos humanos, pero no sobre el derecho de las víctimas. Esa declaración presidencial, en los hechos, pesa más sobre el reclamo que las mujeres hicieron sobre los feminicidios (pedirles que, por favor, no pinten la puerta ni paredes de Palacio, muestra una insensibilidad preocupante). Su “decálogo ante el feminicidio” es, lo menos, lo menos, poco serio; es irresponsable, indolente e inaceptable socialmente.
La declaración presidencial, insisto, choca con la realidad, cuando está fresco el caso de Ingrid y de la pequeña Fátima, los crímenes que hoy en día tienen a la sociedad, al ciudadano común, horrorizado y con mucho miedo. Las pausas pueden ayudarnos a cavilar sobre el sentido de la vida en nuestro país y la parte de la gobernabilidad que debe asumir el presidente Andrés Manuel López Obrador.

© 2019 Rafael Orozco Flores. Creado con Wix.com

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