Narrativa

Gente común: Plática zapatista con ambiente travesti.
Jueves 14 de mayo de 2020.
El primero de enero de 1994 el país se cimbró con el levantamiento armado en Chiapas, por el autoproclamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Todos recordamos el grado de confusión en que nos envolvió el hecho. La prensa nacional y extranjera pronto se avocó a dar seguimiento a los iniciales enfrentamientos del ejército legalmente constituido y el conjunto de hombre y mujeres del estado sureño.
A Ernesto, Carlos, Rafael y Jaime, en esos primeros días del año, el alzamiento los atrapó en el Puerto de Veracruz a donde había acudido a preparar un congreso de veterinarios de cobertura nacional. Tenían en el Puerto varios días evaluando las propuestas de ponencias y se empezaban a delinear las mesas y el programa. El asunto, entonces, iba bien y si les hubiésemos preguntado el grado de avance tal vez lo estimarían en un ochenta por ciento.
Esa tarde en particular, estos cuatro académicos se habían reunido con sus pares de la sede en Veracruz, para delinear las actividades sociales y culturales del Congreso, que consideró la presentación del ballet folklórico de la universidad local y conjuntos jarochos. El R. Ayuntamiento del puerto ofreció dar las llaves de la ciudad a los congresistas y algunas actividades sociales más.
La reunión, no podía ser de otra manera, se desarrolló en el café La Parroquia, de donde salieron cerca de las ocho de la noche. Dos de los tres anfitriones se despidieron y aquel grupo retomó la conversación con el tema obligado. Caminaron algunos pasos; pasaron frente a la catedral y se instalaron en una jardinera del zócalo.
–Si hay un subcomandante, quiere decir que HAY un comandante –estaba argumentando Ernesto–, por lo tanto, lo interesante sería saber quién le da órdenes a Marcos.
–A mí lo que me asombra es la respuesta de Salinas, que le viene a complicar la designación de Colosio como candidato a la presidencia por el PRI –dijo el veracruzano–. Pedro Aspe parece que ya se alineó, pero Camacho no ha dado su brazo a torcer y está haciendo su berrinche. Aunque el ejército ya retomó el control en Ocosingo y en otras poblaciones, la verdad es que el Ejército Zapatista, creo yo, está teniendo una respuesta favorable de algunas comunidades que han respondido a la convocatoria de la llamada Primera declaración de la Selva Lacandona.
La charla siguió por un rato. Jaime apenas intervino con alguna pregunta o un comentario superficial. El tema no era lo suyo. Él mostraba más interés en lo que pasaba en el entorno.
–¿Son mujeres galantes? –preguntó al jarocho–.
–Sí –contestó el aludido–.
–Me sorprende que haya prostitución a las afueras de catedral –siguió Jaime--.
–Pues quizá te sorprenda más saber que cerca de la mitad de las “mujeres galantes”, como les dices, son travestis –dijo–.
–¿En serio? –preguntaron Carlos y Rafael casi al unísono–.
–Sí –confirmó–. Por ejemplo, aquel cuate –dijo señalando con un movimiento de su barbilla—o es gay o no sabe que la mujer que lo acompaña en realidad es hombre. Es muy común tanto la confusión como el disimulo.
El tipo en cuestión se perdió en la oscuridad con su acompañante y la plática siguió con anécdotas de todo tipo. No habían pasado veinte minutos cuando el hombre de antes pasó apresurado y solo.
–¡Miren! Qué les dije. Este es de los confundidos y se llevó una sorpresa.
Todos rieron mientras seguían con la mirada al sujeto que se perdía entre la gente, en las calles del puerto mexicano.