Medios de comunicación


Enchiladas "Lulú"
La sana distancia. Caso PROCESO
Lunes 13 de enero de 2020.
Algo está pasando en PROCESO.
El 6 de noviembre de 1976, tras la expulsión ilegal del diario Excélsior, Julio Scherer García, junto con otros periodistas entre los que destaca Vicente Leñero, sale a la circulación el primer número del semanario. A partir de entonces, este medio de comunicación fue ganándose un lugar preponderante en la escena pública de los medios impresos, llegando a ser, qué duda cabe, el más importante a nivel nacional, gracias a la aportación de plumas de indiscutible valía periodística.
Hasta hace algunos años el medio había mantenido con una política de comunicación bastante coherente de independencia, con señalamientos puntuales y críticos hacia el ejercicio del poder y los fenómenos sociales, culturales, etcétera.
De manera pública, Julio Scherer Ibarra mostró un destacado apoyo a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador en el proceso electoral de 2018, como coordinador territorial en varios estados y después del triunfo de éste se supo que integraría el grupo de los hombres más cercanos al jefe del Poder Ejecutivo federal. Esto se formalizó el primero de diciembre de 2018, cuando entró en funciones como Consejero Jurídico de la Presidencia. En esa fecha era miembro del Consejo de Administración de la revista PROCESO, lo que cambió el 11 de enero de 2019, cuando presentó su renuncia a través de una carta, en la que se leía: “Como es de conocimiento público, desde el primero de diciembre de 2018 formo parte del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por este motivo, en congruencia con los valores irrevocables del periodismo independiente y la absoluta libertad que definen a Proceso, he decidido separarme del Consejo de Administración”. Tras su salida, cubrió su lugar en el Consejo, su hermana María Scherer Ibarra.
Para estas ideas generales exploré en el portal de transparencia del gobierno de México, la ficha de Scherer Ibarra, sin éxito. Quería saber, sobre todo, qué conflicto de intereses manifiesta el funcionario, más allá –que también es importante—de sus nexos económicos actuales con el semanario. Nada. Será cuestión de una solicitud más específica que probablemente realice en el futuro. Por lo pronto quiero dejar sobre la mesa hechos verificables que, en efecto, pueden llevar a especular que algo está pasando en PROCESO.
Veamos. El “sospechosismo” al que la política mexicana nos ha acostumbrado, me hizo reaccionar cuando me percaté de la cantidad de publicidad oficial en algunos de los números recientes. Una revisión al azar de algunos ejemplares nos muestra que los espacios publicitarios eran pocos y generalmente pertenecían al sector social, por ejemplo, el número 307, del 20 de septiembre de 1982, aun bajo la presidencia de José López Portillo, segunda de forros, restaurante; pág. 1, UAG; pág. 17 UAP; pág. 32, una columna, restaurante; pág. 36, una columna, editorial siglo XXI; pág. 37, media plana, UAZ; pág. 52, media plana Sociedad Interamericana de Planificación; pág. 53, ocupando dos columnas, Texas Instruments y Mauro Rodríguez, S. C.; pág. 64, revista Vuelta y tienda de camisas, entre ambas, una columna; Pág. 65, publicidad de un libro; 3ª. de forros, panadería y 4ª. de forros, Citibank. En contraste, tres ediciones en la 4T: número 2242, del 20 de octubre de 2019: 9 planas completas (Sría. de Marina, IMSS, Canal 11, Hacienda y comunicaciones, más dos del gobierno del Edo. Mex. y dos más del gobierno de Guerrero; dos anuncios del Fondo de Cultura Económica a una columna; dos medias planas (del ISSSTE y del INAI) y un anuncio a dos columnas del Canal 22.
En el ejemplar 2249, del 8 de diciembre de 2019, publica 26 (el ejemplar tiene 100 páginas, incluyendo forros) anuncios de la oficialidad, la mayoría a página completa, de los más variados organismos públicos: InMujeres, INEGI, Gobernación, prevención de adicciones, Conacyt y Tren Maya. Mientras que en el siguiente número 2250, del 17 de diciembre, incluye 15 (84 páginas en la edición) anuncios con las mismas características básicas en cuento al origen de las inserciones, lo que representa cerca del 25 y del 18 por ciento, respectivamente. Como dato adicional vale decir que la mayoría de estos espacios de promoción política se publican en página impar, que en los medios impresos suele tener un sobreprecio.
No quiero decir con lo anterior que necesariamente un medio no deba tener publicidad o propaganda de los entes del poder público (otros medios como REFORMA, al que tanto señala el presidente como ejemplo de prensa fifí –lo que ello signifique--, la tiene), lo que es sintomático es que casi el 100 por ciento de sus espacios no informativos, sean cubiertos con publicidad oficial, cuando antes era casi inexistente.
Si en el “argot” del periodismo ha quedado instaurada aquella sentencia de que “no pago para que me peguen”, el “sospechosismo” nos hace especular que vía Julio Scherer Ibarra hay un “pago para que no me peguen”, bien a través de publicidad o por otros mecanismos.
En el caso Proceso hay datos relevantes que pueden significar la construcción de una trilogía viciosa, articulada por un conflicto de intereses, que si bien es cierto en esta narrativa tiene que ver con cuestiones meramente mercantiles, coincide también con la salida del su actual director, Rafael Rodríguez Castañeda que puede tener motivaciones más allá de la generacional.